ZAPOPAN, JALISCO.- |LA JORNADA. 30 de octubre. Terminó el
sueño panamericano de los deportistas nacionales en Guadalajara 2011, que ya es
un hito en la historia del país por las 42 preseas de oro, 41 de plata y 50 de
bronce que cosecharon en 16 días, para ocupar el cuarto lugar en el medallero de
la justa continental, lo cual no se lograba desde hace 36 años.
Si la inauguración se apegó con creces al concepto de espectacular, la
majestuosa ceremonia de clausura no fue menor, conteniendo motivos adicionales
de festejo, más allá de las palabras de los dirigentes, por la sobresaliente
actuación de los competidores anfitriones que dieron brillo a la llamada Fiesta
de América, al lado de 41 delegaciones.
La revisión al ingreso fue tan minuciosa como en la inauguración. El inmueble
estuvo custodiado por el Ejército y las policías federal, estatal y
municipal.
Como mandan los cánones del protocolo, primero fue el Himno Nacional
interpretado a capela por Ely Guerra, ataviada con un elegante vestido verde
esmeralda.
Vino el recuento de lo más destacado de cada jornada en las 36 disciplinas
que se disputaron, en las cuales 6 mil atletas lucharon con tesón para subir al
podio, mientras los miles de espectadores presentes reconocían con aplausos la
entrega de los locales, cuyas imágenes se iluminaban más con los fuegos
artificiales en el estadio Omnilife.
La nostalgia del adiós apareció en el desfile de abanderados, quienes
caminaban sonrientes y con la mano se despedían de todos. Ahora el portador del
lábaro patrio fue el doble monarca continental de clavados Yahel Castillo.
En un instante los contingentes de cada país llenaron el escenario, alegres,
contentos, desenfadados, ya sin la presión de la rivalidad deportiva,
transformada esta noche en hermandad.
Lo mismo portaban máscaras que ondeaban banderitas de sus países. Llevaban
sombreros de charro, mientras otros captaban el momento histórico con sus
celulares o cámaras digitales.
Fueron 647 los orgullosos representantes nacionales quienes escribieron la
nueva historia, que para algunos es el inicio de un nuevo ciclo de éxito.
Espacio de honor se dedicó a la premiación del maratón, que ganó el brasileño
Solonei Silva, acompañado de los colombianos Diego Alberto Colorado y Juan
Carlos Cardona, plata y bronce, respectivamente.
Igualmente los voluntarios fueron objeto de reconocimiento especial,
representados en el estadio por un grupo de los más destacados, quienes
recibieron una medalla simbólica.
El gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, dijo que
más allá de construir la Villa Panamericana e instalaciones deportivas, queremos decir al mundo que el México que hemos visto es el que queremos todos, por lo que insistió, con voz entrecortada:
Vamos por las olimpiadas, lo que produjo aplausos, aunque luego escuchó silbidos.
Mario Vázquez Raña, presidente de la Organización Deportiva Panamericana
(Odepa), fue abucheado, pese a felicitar a Guadalajara por la organización de
unos juegos maravillosos y espectaculares, para rematar con la tradicional cortesía
los mejores de la historia, mientras en las pantallas proyectaban la imagen del presidente Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita Zavala, presentes en el palco de honor del inmueble.
Cuando la rechifla aumentó sonó más fuerte el grito de
México, México, México. Entonces pidió con la mano derecha que guardaran silencio, pero en respuesta recibió abucheos, sonrió y omitió declarar la clausura: “de los décimos… decimosextos…”, para dar la bienvenida a la siguiente sede: Toronto 2015.
Canadá, la siguiente parada
Siguió el retiro de las banderas del Comité Olímpico Internacional
y de la Odepa, para entregar la estafeta a Toronto, que recibió el alcalde, Rob
Ford, quien a su vez la cedió a Bal Gosal, ministro de deporte de Canadá.
Luego, acróbatas canadienses representaron el llamado
arte del atleta, con la proyección de imágenes de la sede de la próxima justa panamericana y las más destacadas escenas de las competencias en Guadalajara.
Sobre un templete iluminado de colores, una niña bailó haciendo referencia a
la migración de la mariposa monarca desde territorio canadiense hasta los
bosques de Michoacán, pero ahora el viaje de los deportistas de todo el
continente será hacia el norte, a Toronto 2015.
Con ritmo de vals, un coro de jóvenes interpretó Cielito Lindo con
una vela encendida, resaltada por la oscuridad en el estadio, al momento en que
la llama del pebetero se extinguió.
Un cilindro gigantesco en el centro del escenario con la proyección de
diversas imágenes abstractas, máscaras, musicalizado con piezas de Juan Pablo
Moncayo en un desfile de luces y fuegos artificiales.
El grupo Camila salió al escenario transportando a los asistentes a otra
dimensión con las notas de Mientes y otras interpretaciones.
Después acompañó a la cantante de pop y country estadunidense Colbie Caillat,
para cerrar su participación con una ovación del público.
Vino The Wailers que trajo de regreso el espíritu del legendario jamaiquino
Bob Marley, con ese inconfundible ritmo de reggae y calypso que invitó a mover
el cuerpo con cadencia y sensualidad a los presentes, y más con sus clásicas
It is love, The Jamming y One love.
El argentino Diego Torres
enseñó a hablar de amor y nada mása los asistentes a la clausura, e incluyó el tema Color esperanza.
Finalmente el boricua Ricky Martin, acompañado de sus bailarines, puso sabor
en el estadio con su Vida loca, cuya letra modificó para incluir
Guadalajaraen una de las estrofas.
Luego de 2:30 horas, en medio de la alegría desbordada de los miles de
asistentes, se acabó la llamada Fiesta de América.
Rosalía A. Villanueva y Jorge Sepúlveda; Georgina García
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