23 de febrero de 2012

El sistema ha generado 52 millones de mexicanos pobres

Mexico; DF.-  | Milenio.- La situación alimentaria y nutricional en México será insostenible en el corto plazo si el modelo económico no cambia y se comienzan a redireccionar las políticas públicas a partir de este año afirmaron investigadores y académicos.

En conferencia de prensa el doctor Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán, presentó la grave situación alimentaria que prevalece en México ya que cada año mueren 8 mil mexicanos por desnutrición y de acuerdo a cifras oficiales, este sistema ha generado 52 millones de mexicanos pobres, 11 millones en pobreza extrema, 5 millones de niños con hambre y 1 millón con desnutridos. La inseguridad alimentaria afecta ya a 25 millones de mexicanos.
Desde hace 30 años, dijo se pudo haber abatido la desnutrición porque existe desde entonces una disponibilidad de 3,200 kilocalorías diarias de alimento por habitante, pero la falta de voluntad política y el modelo de mercado de consumo lo han impedido, en lugar de centrar la estrategia del desarrollo nacional en el bienestar de la población y la garantía del derecho a una alimentación saludable, los sucesivos gobiernos optaron por un desarrollo económico basado en el modelo neoliberal que no sólo incumplió la promesa de crecimiento económico sino que causó la muerte de 1 millón 300 mil niños mexicanos. De seguir con este modelo necesitaríamos casi un siglo para abatir la desnutrición infantil en las zonas indígenas y campesinas pobres del país.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 documenta más desnutrición infantil en la población beneficiaría de programas de ayuda alimentaria que en la no beneficiaría a igualdad de nivel socioeconómico.

Los programas de ayuda alimentaria seguirán siendo incapaces de abatir la pobreza mediante transferencias monetarias mientras persistan las mismas condiciones en alimentación, en los servicios de salud y en educación.

Por otro lado, estudios recientes han documentado cómo una buena parte del dinero que llega del programa Oportunidades a las zonas marginadas se utiliza para comprar alimentos chatarra que desplazan el consumo de alimentos básicos y generan otro gravísimo problema de mala nutrición: la obesidad.

Esta epidemia ha permeado progresivamente a las capas de menores ingresos y afecta ya más del 70% de la población adulta del país. El incremento en la venta de alimentos chatarra ultra-procesados en México, es proporcional al daño a la salud de la población. Actualmente asciende a 800 mil millones de pesos anuales. Los gastos en salud asociados en el tratamiento paliativo de las enfermedades relacionadas con la obesidad aumentó de 35 a 67miles millones de pesos tan sólo en 8 años, para el 2030 se necesitaran 300 mil millones de pesos anuales para este fin, cantidad fuera de toda posibilidad de financiamiento.

Las enfermedades y muertes relacionadas con la obesidad y la desnutrición cancelan la posibilidad de llegar a ser un país desarrollado, este bono demográfico programado para el año 2030 no se podrá cobrar como se había planeado porque esta generación llegará a la edad productiva con enfermedades y sin capacidad para producir ambientes saludables y sustentables.

Esta crisis nos vuelve a mostrar que la producción alimentaria debe ser un eje preventivo y estratégico en economías desarrolladas donde se destinen subsidios directos al campo para que el alimento no se encuentre sujeto a la oferta y la demanda del mercado, sin embargo, el modelo neoliberal nos prometió fortalecer la economía exportando manufactura y comprando alimentos a otros países, y ahora tenemos más dependencia alimentaria, pobreza, desigualdad y debilidad en la economía.

No basta la elevación a rango constitucional del Derecho Humano a la Alimentación, si no se vinculan las estrategias de producción campesina sustentable y de desarrollo rural con la disponibilidad, accesibilidad, industrialización, publicidad y consumo; seguiremos careciendo de elementos clave para la justiciabilidad de este derecho y otros como el derecho al agua, a la vivienda digna y al ambiente saludable, dijo.

Durante el Coloquio "Adolfo Chávez" Alimentación y Nutrición en México,- una Política de Estado, un Proyecto de Nación; se recopilaron los primeros elementos sustanciales para la construcción de un nuevo futuro alimentario en el 2030 para México, algunas conclusiones son las siguientes:
Se define como meta primera del nuevo modelo conservar la supervivencia de-la especie para lograr el florecimiento de la humanidad y provocar un nuevo concepto de riqueza basado en la vida y no en los mercados.

Proteger a la niñez como premisa desde el Estado y convocar a la indignación de todos los sectores por las muertes que se pudieron haber evitado de 1 millón 300 mil niños y niñas.
México cuenta con toda la capacidad técnica y económica para abatir la desnutrición infantil y combatir la obesidad, es necesario generar un nuevo modelo de mercado basado en el bienestar y en los derechos humanos.

Regular los mercados democráticamente y desmercantilizar los alimentos sanos, empero, enfrentar y regular decididamente la producción, venta, publicidad y consumo de los alimentos chatarra y a su vez, pugnar por los subsidios a alimentos frescos, sanos y campesinos.
Reconstruir la canasta básica sólo de alimentos mexicanos para México y colocar en la agenda nacional una lucha multidisciplinaria por cada uno de ellos hasta lograr su recuperación integral en la dieta.

Visibilizar, transparentar, evaluar y supervisar la medición de la situación alimentaria del país desde las instancias gubernamentales.

Volver a construir ciudadanía recuperando los espacios sociales, políticos, familiares y comunitarios para hacer efectivos desde abajo, los elementos sustantivos de la justicia social y el universalismo de los beneficios para todos.

Devolver al campo la capacidad productiva basada en modelos sustentables junto con la vida campesina, la milpa, sus saberes y sabores; integrar a los pequeños productores en la construcción de las políticas públicas y posicionar la producción como eje de la soberanía alimentaria para recuperar la independencia alimentaria.

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