1 de junio de 2012

Carla Morrison, la diva involuntaria

México; Guadalajara | - | Informador .— En la Feria Internacional de la Música hay lugar para todos. Consagrados y novatos. Comerciales y experimentales. Para quienes buscan la fama y otras, como Carla Morrison, que, literalmente, se tropezaron con ella.

No es que la nacida en Tecate, Baja California, no tenga el interés de figurar en la música. Pero incluso ella reconoce que su ascenso ha sido meteórico. En menos de tres años, pasó de cantar en peñas y teatros de pueblo en su Estado natal, a subir al escenario del Vive Latino e incluso tocar hace un par de semanas con Juan Gabriel. Pasó de ser una chica con una rutina común a ser una estrella.

Todavía acostumbrándose a la presión mediática y del público que por momentos, en sus propias palabras, “la abruma”, Carla Morrison desembarcará en Guadalajara como una de las principales caras que presenta la FIM, donde aprovechará para presentar Déjenme llorar, su producción discográfica más reciente. No será la primera vez que venga, “pero me sigue emocionando mucho ir a la Perla Tapatía. Aparte, me presentaré en un escenario grande, como el Teatro Diana, y eso me resulta muy interesante”.

Dueña de un sonido pop-rock propio, además de componer sus canciones, Morrison ha estado cerca de la promoción del FIM, al que califica como “un proyecto bastante ambicioso, quieren que la gente asista, me emociona mucho y la verdad creo que va a ser muy interesante este año”.

En entrevista la cantante confiesa la compleja transición que vive al pasar del anonimato a ser una figura pública, además de que expone las condiciones que ella considera “perfectas” para escribir una canción.

— ¿Ya te cayó “el 20” de lo que es la fama?

— Le hago como puedo (risas). Tengo que adaptarme a todo este cambio. Es tanto abrumador y bonito a la vez como experiencia. Ahora puedo hacer lo que quiero con mi carrera, darme lujo en muchas cosas que antes no, esa es una de las ventajas.

— Pero también tienes mucha presión mediática. Entrevistas, promociones, presentaciones, ¿cómo llevas la relación con la prensa?

— De repente me saca de onda. Los medios dicen que les sorprenden las cosas que han pasado a mi alrededor. ¡Pues a mí me sorprenden todavía más!
Regresando a la pregunta anterior, de repente sí es muy difícil, porque la gente te puede pedir y exigir muchas cosas y a veces se nos olvida que a final del día seguimos siendo seres humanos, yo voy al mandado como cualquier persona, pago la luz, pago el agua, tengo que ir al baño (risas). Me considero una persona común y corriente, pero vivo el juicio de ser una persona pública.

— Hace unos meses te subiste al escenario del Vive Latino y tocaste ante miles de personas. Hace un par se semanas compartiste algunas canciones en escena con Juan Gabriel. ¿Qué te pasa por la cabeza cuando estás a punto de entrar a escena en esas situaciones?

— ¡Que todo eso es muy fuerte! (risas). Creo que me pasan muchas cosas por la cabeza, pero uno lo hace tan grande como quiere creerlo. Si me siento a pensar, “Dios, estoy acá, esperando a salir al escenario con Juan Gabriel”, pues me muero de nervios.
Trato de dimensionarlo como algo normal, si es que cabe. Juan Gabriel es una persona que quiero mucho y respeto mucho, pero es un señor, sí, muy exitoso, pero no deja de ser un ser humano, que está haciendo su show. Trato de ponerme en sus zapatos y pensar que hacemos lo mismo, música, no tengo por qué abrumarme, ni sacarme de onda en lo bueno o en lo malo.

— “Déjenme llorar” no es el primer disco de tu carrera (tiene tres EP), pero sí es la primera vez que un material levanta tanta expectativa antes de ser lanzado, ¿no sentiste mucha presión por lo que esperaba la gente de tu música?

— Sabía que a la gente le gustaba lo que hacía y habría cierta expectativa, pero el material ya estaba hecho antes de que se soltara toda la revolución mediática. Entiendo que la gente espera a veces mucho, no sé si lo vaya a lograr siempre cumplir con la expectativa de todo mundo, pero trato de hacer lo que yo quiero y estar feliz con el resultado.

— ¿Tienes algún ritual para componer, algún estado de ánimo o lugar especial?

— Yo compongo cuando me llega la emoción para hacerlo. No hago un entorno, pero trato de estar muy tranquila. Ahora creo que en mi vida jamás había enfrentado un ritmo como el que tengo ahora, donde estoy trabaje y trabaje y trabaje. Tanto, que de momento ya no he podido escribir nada.
Cuando no había tanto trabajo estaba en un momento muy creativo, por ejemplo, Déjenme llorar lo compuse cuando estaba atravesando un rompimiento amoroso muy duro.

— Se dicen muchas cosas sobre ti en las redes sociales, buenas y malas, ¿hay alguna que recuerdes en particular?

— Es muy difícil, porque son muchas, trato de no ser aprensiva con lo malo, dejarlo fluir. Pero hay una que no se me olvida, pusieron que ‘la Morrison debería vender pañuelos desechables en mis conciertos, porque la gente llora mucho’ (risas). Creo que al menos ese tipo de catarsis me gusta.
Carla Morrison en concierto / Con Andrea Echeverri y Camila Moreno / 3 de junio / Teatro Diana / 19:00 horas / Boletos de 150 a 350 pesos en taquilla

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