Monterrey, Nuevo Leon. | Vanguardia .- El día esperado llegó para los 7 mil fanáticos de Caifanes que se congregaron en el Auditorio Banamex en Monterrey. La emoción y la expectación se sentían en cada rincón del recinto que poco a poco se llenaba.
Afuera, las filas para comprar cerveza eran largas, los fans parecía que preparaban sus gargantas para la noche, que se predecía, iba a estar llena de buena música y melancolía.
Impacientes silbaban a las personas que vendían las bebidas para que se dieran prisa y así no perderse ningún segundo del tan esperado concierto.
La tercera llamada se dio por las bocinas y rápidamente la gente regresó a sus lugares a esperar cinco o diez minutos, no importaba ya, cualquier lapso de tiempo parecía corto a comparación de los 16 años que tuvieron que esperar los fans para ver de nuevo, juntos en el escenario, a Saúl Hernández, Sabo Romo, Alfonso André, Alejandro Marcovich y Diego Herrera.
El Auditorio se oscureció y miles de gargantas gritaron al unísono al ver entrar a los cinco integrantes que se han convertido ya en una leyenda del rock mexicano.
Los primeros acordes de “Viento” resonaron, los fanáticos se pararon de sus asientos y comenzaron a corearla de principio a fin.
Los brazos y manos de los asistentes se movían sin parar, levantando incluso los vasos de cerveza conmemorativos del concierto “a la salud” de sus ídolos.
Hombres y mujeres de todas las edades y de todos los estratos sociales bailaban, brincaban y captaban con sus cámaras fotográficas cada movimiento que los músicos hacían en el escenario.
La fiesta musical continuaba con canciones como “Miércoles de Ceniza”, “Miedo”, “Negro Cósmico” y “Cuéntame tu Vida”.
Saúl Hernández, brindó como casi siempre, palabras de paz y de aliento al público regiomontano, quien atento escuchó al vocalista de la agrupación, que convocó a la unidad de los mexicanos haciendo que el público explotara en gritos.
Mientras continuaban con su repertorio, una pequeña bandera de México era ondeada por los fanáticos que se encontraban cerca del escenario, el símbolo patrio, fue tomado de mano en mano hasta llegar a la persona que se encontraba más cerca de Hernández, éste la tomó en sus manos alzándola y dijo: “De esto es lo que hablo”, al tiempo en que la gente gritaba, Hernández la colocó en el pedestal de su micrófono y siguió con la presentación.
El momento tranquilo de la noche llegó con “Ayer me Dijo un Ave”, una de las canciones más coreadas de la noche, la gente cantó y dejó correr una que otra lágrima al escucharla.
Luego, Saúl Hernández presentó a cada uno de los integrantes que fueron ovacionados por varios minutos, tras varias salidas en falso, la agrupación regresó al escenario para interpretar “La Negra Tomasa”, que puso a bailar a todo el auditorio, “No Dejes Que”, “Afuera” y la esperada “Célula que Explota”, que literalmente hizo que las gargantas de los miles de fanáticos alcanzaran altos decibeles al cantarla, un fan se subió al escenario y cuando iba ser bajado por los guardias de seguridad, Saúl los detuvo y fue este afortunado joven quien interpretó completa la canción, claro, al lado de su ídolo, hecho que no molestó al resto del público, al contrario gritaron con más emoción, como si tuvieran miedo de volver a esperar largos años para verlos juntos de nuevo en un escenario.
El Auditorio se oscureció y miles de gargantas gritaron al unísono al ver entrar a los cinco integrantes que se han convertido ya en una leyenda del rock mexicano.
Los primeros acordes de “Viento” resonaron, los fanáticos se pararon de sus asientos y comenzaron a corearla de principio a fin.
Los brazos y manos de los asistentes se movían sin parar, levantando incluso los vasos de cerveza conmemorativos del concierto “a la salud” de sus ídolos.
Hombres y mujeres de todas las edades y de todos los estratos sociales bailaban, brincaban y captaban con sus cámaras fotográficas cada movimiento que los músicos hacían en el escenario.
La fiesta musical continuaba con canciones como “Miércoles de Ceniza”, “Miedo”, “Negro Cósmico” y “Cuéntame tu Vida”.
Saúl Hernández, brindó como casi siempre, palabras de paz y de aliento al público regiomontano, quien atento escuchó al vocalista de la agrupación, que convocó a la unidad de los mexicanos haciendo que el público explotara en gritos.
Mientras continuaban con su repertorio, una pequeña bandera de México era ondeada por los fanáticos que se encontraban cerca del escenario, el símbolo patrio, fue tomado de mano en mano hasta llegar a la persona que se encontraba más cerca de Hernández, éste la tomó en sus manos alzándola y dijo: “De esto es lo que hablo”, al tiempo en que la gente gritaba, Hernández la colocó en el pedestal de su micrófono y siguió con la presentación.
El momento tranquilo de la noche llegó con “Ayer me Dijo un Ave”, una de las canciones más coreadas de la noche, la gente cantó y dejó correr una que otra lágrima al escucharla.
Luego, Saúl Hernández presentó a cada uno de los integrantes que fueron ovacionados por varios minutos, tras varias salidas en falso, la agrupación regresó al escenario para interpretar “La Negra Tomasa”, que puso a bailar a todo el auditorio, “No Dejes Que”, “Afuera” y la esperada “Célula que Explota”, que literalmente hizo que las gargantas de los miles de fanáticos alcanzaran altos decibeles al cantarla, un fan se subió al escenario y cuando iba ser bajado por los guardias de seguridad, Saúl los detuvo y fue este afortunado joven quien interpretó completa la canción, claro, al lado de su ídolo, hecho que no molestó al resto del público, al contrario gritaron con más emoción, como si tuvieran miedo de volver a esperar largos años para verlos juntos de nuevo en un escenario.
Fabiola Carrillo
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